La oración de Hildelisa

Querido Dios: Este año te llevaste a mi cantante favorito: Michael Jackson, a mi actor extranjero preferido: Patrick Swayze, a mi actor español favorito: José Luis López Vázquez, a mi actriz favorita: Farrah Fawcett, y a mi escritor preferido: Mario Benedetti. Quiero decirte que mi político preferido es: José Luis Rodriguez Zapatero (y que estamos ya casi a fin de año). Amén

La historia de un merengue.

«Querido Ramón, te dejo una notita con lo que he podido ver en un libro y resumido, por favor, publícalo en el blog. Hildelisa»

Cataluña:

1. Época Romana: es una división administrativa de la provincia “Hispania”.
2. Época visigoda: forma parte del reino, cuya capital es Toledo.
3. Carlomagno expulsa a los moros y crea unos cuantos condados bajo su dominio, dando origen a la llamada Marca Hispánica. O sea, es territorio perteneciente a Francia (para entendernos, que como tal Francia no existía).
4. Borrell II, primer conde de Barcelona, se rebela contra los Capetos y los condados catalanes quedan libres, pero no forman un reino, sólo condados que heredan los descendientes.
5. Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, se une a Petronila de Aragón, y los condados catalanes pasan a formar parte de la Corona de Aragón, el verdadero reino.
6. Jaime I conquistó Valencia y Mallorca, para Cataluña, que era parte de la Corona de Aragón.
7. Compromiso de Caspe: Al morir Martín I, el Humano, se decide que la Corona de Aragón sea gobernada por la dinastía real castellana. Los reinos de Aragón y Valencia y la nobleza catalana estuvieron de acuerdo.
8. Fernando el Católico, aragonés, se une a Isabel de Castilla. Sólo quedan por unir a la Corona los territorios del sur, en manos de los moros. Y lo hacen.
9. Pedro IV, el Ceremonioso instituye la “Generalitat”, abolida por Felipe V. Mientras esto no pasó, los catalanes apoyaron a  Carlos de Austria, rival de Felipe, en la sucesión a Carlos II. Pero luego se pasarían al bando de Felipe V, para conservar su status, no por ser independientes.
10. Siglo XIX: La  «Renaixença» hace renacer los sentimientos nacionalistas, el revalorizar la lengua catalana, opacada por la ley, como por el movimiento de otros españoles a Cataluña.
11. Francesc Maciá proclama en 1931 la República Catalana, que duró 3 horas, por cierto.
12. Lluis Companys proclama en 1934 el Estado Catalán dentro de la República Española. Pero ya sabemos como terminó.

Está claro que este resumen es brevísimo y no entra en detalles, versiones, o puntos de vista, y que un desarrollo podría ver causas y consecuencias de cada época, pero creo que sirve para ver si alguna vez existió, o no, un Estado Catalán o un rey catalán.

«Querida Hildelisa, ya te he publicado lo que me dejaste escrito. No nos vimos en el partido Madrid-Barça. Ramón».

Adoramuste, Laudamuste…

1. Obama mata una mosca.
2. Obama indulta un pavo.
3. Obama usa calcetines de rayas.
4. Obama recibe un árbol de Navidad.

Una de estas noticias es falsa, pero no destaca entre todas porque tiene el mismo denominador común de las demás: su idiotez.

Llama la atención como la prensa corre tras semejantes chorradas presidenciales, como si la sola presencia del Señor Presidente convirtiera en presentable cualquier acción insulsa. Y lo peor, no es accidental; la plasticidad de las sonrisas de los Obama, su afán de «aparecer» (lo mismo comiendo verduras, fotografiándose con un par de brujas góticas o subiendo el Niágara en bicicleta) ya va siendo bastante cansino, sobre todo para los que no practicamos la falolatría, o sea, la adoración al poder, al dominio por la presencia y la palabra, representados en un hombre.

P.D: Hildelisa está hoy… intratable.

Un merengue en la puerta de un colegio…

Cuando vives el 99,9 % de tu vida en una dictadura en la que la uniformidad es el pan nuestro de cada día, aunque nunca hayas dicho «dánoslehoy»; te asusta ver situaciones como las que nos trae una parte de la prensa española hoy: una docena de diarios catalanes publican un editorial conjunto, en defensa de la «Dignidad de Cataluña». Mientras  preparaba el café de la mañana, Hildelisa me lo ha leído.

Amén de que los territorios no tienen dignidades, sino que sólo la tienen las personas; creo que la dignidad de los catalanes está más que probada, principalmente en su apertura a lo diferente, en la pluralidad de su sociedad y de su misma cultura regional. Aún así, si es necesaria una defensa, llama la atención que sea la uniformidad quien proclame la realidad de la diversidad catalana. Me hace preguntarme si dentro de esa diversidad (esta sí que «dánoslehoy») caben las voces de los que disientan de la independencia de Cataluña, como país. Supongo que sí, quiero suponer que sí, que la dignidad de la sociedad catalana será capaz de aceptar que en sí misma hay quienes no comparten esa uniformidad informativa de hoy. Esto nos tranquilizaría a Hildelisa y a mí, que no hemos salido de una uniformidad para entrar en otra.

Y, como a Hildelisa siempre le gusta ver un poco más allá, se ha puesto a buscar en la historia de esa porción de la península ibérica (supongo que esta situación geográfica sí que sea aceptada por los independentistas) que es Cataluña. Debió saltarse alguna página al leer, porque en toda la historia de dicho territorio, encontró una sola referencia a que haya sido un estado independiente:

Resulta que en plena II República Española, habiendo ganado las elecciones la «derecha», el 6 de octubre de 1934, Lluís Companys, líder de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), proclamó el Estado Catalán, como una forma de oposición al gobierno español. La cosa duró menos que «un merengue en la puerta de un colegio«. Una intervención militar acabó con la revuelta y Companys fue detenido y encarcelado en un barco atracado en el puerto de Barcelona. El 6 de junio de 1935 fue juzgado en Madrid y condenado por rebelión, a treinta años de reclusión e inhabilitación política absoluta. Luego, con el franquismo, sería fusilado al ser exiliado desde Francia.

Esta es la única ocasión, trágica por la situación política en la que sucedió, en que Cataluña fue Estado dentro de la «República Federal Española». Como una rebeldía al Gobierno Republicano y por este anulada.

Cuando volví a casa, Hildelisa preparaba unos exquisitos merengues.

«Abre los ojos»… perdón «Ágora».

Sí, abre los ojos (como aquella película del mismo Amenábar), para que no te den gato por liebre o, entrando ya en tema, historia por ideología.

Hoy he encontrado a Hildelisa muy molesta, allí, en lo más íntimo de mi mente. Le he preguntado el motivo y su respuesta fue una pregunta: «¿Es que acaso las viejas no servimos para mártires?» Como sabía que había acabado de ver Ágora, y abierto los ojos, la dejé respirar y seguidamente, hablar:

«He visto la peli y, lo primero que me sosprende es ver una Hipatya joven, bella y sensual. Habrá sido así, tal vez, que todas no tenemos que ser una abuelas. Pensé que sería el inicio y que saldría uno de esos cartelitos de película de segunda con «años más tarde»… pero no. Hipatya habló, hizo y murió bella y rozagante. Cómo puede ser, si murió de 61 años?» Y calló.

Claro, la comprendo. Te enfrentas a una obra que, al menos extraoficialmente, pretende decirnos que la mujer es igual que el hombre en dignidad, que su capacidad es real porque es humana y por tanto, independiente de su sexo. Pero, al parecer, no es independiente de la edad… digo yo. Curiosamente, lo único que se sabe con certeza de Hipatya es que fue asesinada a los 61 años. Todo lo demás podríamos imaginarlo, recrearlo, plasmarlo, pero la edad no es algo que se preste a interpretaciones… ¿Que diríamos si viéramos a Napoléon perdiendo Waterloo en pañales, o a Lorca escribiendo con dentadura postiza y bastón, aunque siempre verde? A ver si caben interpretaciones…

Donde si caben las interpretaciones es en el «por qué» de este cambio de imagen, en esta búsqueda de un pibón, en vez de una mujer madura, y más que madura (lo de pibón es mío, no de Hilde). Actrices las había de sobra. Me imagino a una Meryl Streep esplendente, como ella sabe serlo aún cantando «chiquitita», y a varias actrices que podrían haber interpretado una filósofa de la antiguedad, de hoy y de mañana.

Sólo cabe una posibilidad, de tipo berlusconiana: una tía buena llama más la atención, da más «lástima» su muere, tiene más pego, en fin, es un reclamo. Bella forma de defender la integridad y dignidad femenina, partiendo de una posición tan machista y retorcida. Ojalá no hubiera sido así, de veras.

Como Hildelisa ni yo somos feministas, me gustaría saber lo que piensan las feministas de este cambio de look hipatyano. ¿Dónde están sus peticiones de disculpas, sus llamados de conciencia, sus reclamos de igualdad? Será que les da igual una joven que una vieja. A mí sí que me da igual (de dignidad hablamos), quien no parecen pensarlo es el director, el guionista y los miles de tragacuentos que no acaban de abrir los ojos.

A estas alturas, Hildelisa permanece con los ojos abiertos, sin poder dormir.